domingo, 27 de mayo de 2012

Atardecer mediterráneo.


Son las nueve y media. El sol se pone en la costa mediterránea. El gran astro rojo hunde su pesado cuerpo en el mar, inmenso gigante azul, ahora rojo, en poco tiempo negro. Las nubes acogen el reflejo del coloso dorado, del orondo escarlata. Los rayos de éste, flechas de un Cúpido que ha llegado tarde (a la hora de la cena), se hunden en el algodón, y, en lontananza, el mar y el cielo se unen en un beso de fuego, y todos los colores explotan y se juntan en el horizonte durante un segundo. Después de ese momento, de ese instante glorioso que el mundo ha estado esperando desde que el mismo sol ha salido, y que ha sido el verdadero objetivo de su salida, el rosa se apodera de lo que antes era oro, y en unos minutos solo es triste oscuridad.
Con nada más que decirle al mundo.

6 comentarios:

Javi dijo...

Gran descripción. Inevitable no meterse en la escena. Te sugiero que no pongas lo de "Con nada más que decirle al mundo", rompe el clímax de TODAS tus entradas. Es una sugerencia en mi humilde opinión.

j2c6 dijo...

"el mar y el cielo se unen en un beso de fuego" de lo más poético que he leído.

Luis María Sancho dijo...

Es como una muletilla. No ponerlo significaría faltar a mi estilo.

Pablo dijo...

http://millecturasunavida.blogspot.com.es/2012/05/introduccion-al-personalismo-de-juan.html

ponlo ponlo

Unknown dijo...

Contemplar la belleza es quizá el último camino que nos queda para ayudar a un mundo enfermo. Felicidades Luis. Por cierto, Rostard, si lo más poético que es ha leído en tu vida es que "el mar y el cielo se unen en un beso de fuego"... quizá has leído poco.
Sin nada más que decir.
Wilson

Pablo dijo...

wilson wilson

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