sábado, 29 de junio de 2013

Memoria y despedida.


Esta va a ser la última entrada en este blog antes de efectuar el reglamentario parón de verano, que me llevará a no escribir nada o casi nada en julio y agosto. Quería, pues, hacer revista de lo que he escrito este curso, de septiembre a junio, en este mi espacio cibernético.
Este curso he escrito mucho menos que el anterior. No sé si habrá sido porque estaba en el último curso del colegio, con su consiguiente merma en las horas disponibles debido al estudio, o por cualquier otra cosa, el hecho es que, en el curso 2011-2012 escribí 72 entradas, y en el curso que hoy concluyo oficialmente he escrito 42. Los datos están ahí.
¿Las entradas que más han gustado a las personas que me leen? Confesiones de un pequeño idealistaLugares descubiertos de Valencia (I)¿Progreso?, y El fin del principio. ¿Y las que más han gustado a las personas que no me leen? Ninguna, porque no me leen.
He pasado de un idealismo confeso a ser más dado a las reflexiones, y al arte (será el influjo de la asignatura de historia del arte), y sigo igual de humorista, espero. He escrito menos poesía, muchísima menos. Todo eso en líneas generales, y mirándome yo a mí mismo. Seguramente mis lectores me vean de otra forma. Les invito a dar su opinión, aunque últimamente nadie comenta. En fin, ellos se lo pierden...
Termino con el propósito de volver el año que viene, dispuesto a contar cómo es la inmersión en la Universidad, que realizaré a partir de septiembre, y esperando que dicha inmersión no me quite tiempo para escribir.
Lo dicho, a disfrutar del verano. ¿Que qué pienso hacer? Leer a Gömbrich, introducirme en el derecho, tocar la guitarra, aprender muchas cosas y ser feliz. ¡Hasta septiembre!



miércoles, 26 de junio de 2013

Homenaje a un profesor desconocido.


Me dispongo a hacer un homenaje a una persona sin la cual, durante el curso académico transcurrido, una asignatura concreta habría sido mucho más complicada. Sin embargo, gracias a su inestimable ayuda, todo fue posible.
Gracias por todo su trabajo, su dedicación, su buen hacer, su profesionalidad y su ejemplaridad. Cierto es que en mi vida he visto su cara en persona ni he hablado con usted, pero, ¿eso qué importa? Lo que importa es que su material, sus diapositivas, sus explicaciones escritas, estaban ahí cuando eran necesarias, y sin ellas poco habríamos podido hacer. Usted ha sido de los mejores profesores que hemos tenido este curso, sin duda alguna.
Su prestigio trasciende fronteras, desde Extremadura a Valencia, y seguro que más lejos. Ninguna asignatura de la rama de Ciencias Sociales escapa a su conocimiento: Historia del Arte, Geografía, Historia, Economía... Lo vasto de su sabiduría hace recordar a otro Isaac, Newton de apellido, al cual posiblemente acabe usted haciendo sombra.
En fin, no sé qué decir. Dicen que ante los grandes hombres las palabras no acuden al pensamiento ni a los labios. Únicamente puedo decir gracias, don Isaac, y espero algún día cruzarme con usted o saludarle, o algo parecido. Sin usted, habría sido imposible; con usted, fue posible. Gracias.
Posiblemente, para los que no han compartido la clase con el escritor de estas líneas este último curso, será imposible entender esta entrada. No importa. Ya habrán otras que entenderéis. Un saludo.

lunes, 24 de junio de 2013

Lugares descubiertos de Valencia (I).


Nací en Valencia hace más de diecisiete años, y en la capital del Turia vivo desde entonces. Sin embargo, hay numerosos sitios de mi ciudad que no conozco, o por los que nunca he pasado. Iré poniendo poco a poco en este mi espacio en la web los lugares que vaya descubriendo de la capital del Reino. Vamos con el primero.
Esta idea se me ocurrió el otro día, cuando, para cruzar el cauce del río Turia de una parte a otra de la ciudad, decidí hacerlo por el puente del Mar, por el que pocas veces o ninguna había pasado en mi vida. Me sorprendió gratamente por lo bonito que era, a la vez que sencillo, y especialmente por lo bien cuidadas que estaban las inscripciones en latín situadas a derecha e izquierda bajo las estatuas de la Mare de Déu dels Desamparats y de San Vicente Ferrer. Son perfectamente legibles, al contrario que otras, como las del puente del Real. Podéis comprobarlo por vosotros mismos:


Actualmente estoy en proceso de traducir lo que dice, pero al parecer tiene que ver (al menos el primer párrafo) con un desbordamiento del río Turia en el año 1726, siendo rey de España Carlos III. Esta inscripción se situaba debajo de esta estatua de la Virgen de los Desamparados, patrona de la ciudad.


A mí me gustó mucho descubrir esta pequeñísima parte de Valencia, y por eso os hago partícipes de este descubrimiento, que espero sea el primero de una larga serie de entradas sobre la ciudad en que vivo. Hasta otra.

lunes, 17 de junio de 2013

El culmen de la novela policiaca.


Descubrí hace un tiempo, leyendo a Mankell, que me encanta la novela policiaca. Todas las novelas de este tipo aportan una sensación de suspense, intriga, ganas por saber qué viene después, la intención de adivinarlo, la admiración por el protagonista y por sus habilidades, el odio al asesino a la vez que el reconocimiento de su astucia (es cuando uno piensa 'qué caa...') y el interés por los detalles de la investigación.
En cuanto a los diferentes personajes cumbre de la novela policiaca, entre los cuales podríamos citar a Kurt Wallander o a Poirot, aunque hay diferentes opiniones, nadie duda de que el que ocupa un lugar preeminente es el mítico inspector Sherlock Holmes. Él es el personaje de esta novela, 'El ángel de la música' que conjuga maravillosamente todos los ingredientes arriba referidos sobre la novela policiaca, situándolos en el París de finales del siglo XIX y dentro de la Ópera de la misma ciudad (allí tiene lugar, por lo menos, la parte central de la acción), construida por el famoso arquitecto francés Garnier-exponente, por cierto, del arte francés del siglo XIX-. 
Una novela deliciosa, diferente de lo habitual en Holmes, y que no está escrita por Conan Doyle (el autor es Nicholas Meyer). Es diferente porque el protagonista no se encuentra en su hábitat natural, que es Londres, y no se enfrenta a un caso cualquiera donde únicamente con saber quién es el asesino se soluciona todo. En esta historia hace falta más que eso. Cazar al malhechor despiadado (como son todos los 'malos' de las novelas policiacas) no va a ser tan sencillo como de normal, ya que dicho malhechor no es el típico al cual estamos acostumbrados los lectores... 
En fin, no os digo más, y espero que os guste. Hasta otra.

domingo, 16 de junio de 2013

De nocte.


Me he propuesto compensar la escasez de escritos desde el comienzo del presente año y la que vendrá durante el verano (julio y agosto) escribiendo todo lo que pueda en el mes de junio.
He aquí que he vuelto a escribir poesía. Sí, lo sé, soy un poco inexperto y todas esas cosas. Solo tengo diecisiete años, de poetas he leído únicamente a Bécquer, a Machado y a pocos más, he decidido desterrar la rima de mis poemas, no es que tenga una obra extensa que se diga y no soy ningún Garcilaso de la vida. Pero es lo que hay, y hay que asumirlo. A escribir se aprende escribiendo, así como a leer leyendo. En fin, os dejo aquí lo último que he escrito, que espero que os guste. Hasta otra.

NO-RIMA XIX
Escucha, musa,
escucha en silencio
cómo te hablo,
en susurros,
de la belleza
de esta noche mía,
tuya, de la ciudad,
del mundo entero.
¡Calla! No eleves la voz,
no vaya a ser
que la despiertes
con tus torpezas
de su hermoso sueño
de mármol de Carrara.
Está dormida.
Así es más bella.
Te diré un secreto,
musa mía, acércate.
En el momento
en que la despiertes,
morirá y llegará el día.
Quédate conmigo 
unos minutos,
y contemplemos callados
la negrura de la noche,
bella y terrible,
en la que hombres mueren
y mujeres se enamoran,
todos bajo las mismas estrellas.

sábado, 15 de junio de 2013

El fin del principio.


El jueves pasado terminó para mí un camino. Es el camino escolar, sinónimo de infancia, pubertad y adolescencia, de gritos, heridas, árboles, guerras de palos, tiroteos de algarrobas y partidos de fútbol en los que la portería era una pared y los equipos estaban formados por treinta en vez de once. Ese camino ha terminado ya para mí, y está por comenzar otro, el universitario, que ya veremos de qué es sinónimo.
Ciertamente, cuando uno está inmerso en la interminable primaria, piensa que aquellos que ya se van del colegio están lejanos, como seres inaccesibles, extraños, en una situación tan remota o más que la muerte. Pero, cuando uno llega aquí, y también os digo que he deseado mucho llegar, se da cuenta de que tampoco es para tanto, de que simplemente hemos terminado una etapa del camino, que se ha ido y nunca volverá, y ahora empieza otra etapa, que será mejor que la pasada, con un poco de buen humor y ganas de esforzarse.
No sé, son cosas que se me ocurren. Con todos los actos de despedida del colegio y demás, queda claro que esto es un final. Y lo es, sí, pero es el final del principio. Ahora viene lo bueno.
¿Y qué haremos, pues, de todas las carreras, las pipas en el patio, las cabañas, etcétera? Las aparcaremos en un lugar respetuoso del recuerdo, para volver si acaso a ellas cuando tomemos una cerveza en un bar con un amigo del colegio, de esos que seguirán siéndolo después de haber franqueado por última vez la puerta de salida. Y ya está. Por lo demás, que se queden ahí. Ya han pasado, ahora toca mirar hacia delante, y crecer. Le ha llegado el turno a otro comienzo. Bienvenido sea.

El mejor poema del siglo

Terminé hace poco "Antología de la nueva poesía española" de José Luis Cano. Es una recopilación de poemas de autores del si...