domingo, 28 de octubre de 2012

Las mejores acompañantes.

   
     El otro día, a las 8:03 de la mañana, como todos los días (diez minutos arriba diez minutos abajo) desde hace como mínimo un lustro, cogí el metro para ir al colegio. Me di cuenta esa mañana de que sonaba por megafonía la canción 'What a wonderful world', del mítico Louis Armstrong, tema que nunca había escuchado en el contexto ferroviario. Después sonó otra composición, esta viejo clásico de mis viajes en metro, y comenté con un compañero el hecho que me ocupa en estas líneas, que es que llevo lo menos cinco años escuchando, día sí, día no, las mismas dos canciones. Lo curioso es que nunca dejan de entretenerme, y se han convertido en un elemento más de viajar en metro. Una de ellas, la más frecuente, que calculo habré escuchado unas quinientas veces, es You are so beautiful to me, de Ray Charles. Ellas son las mejores acompañantes de los lunes por la mañana. Gracias por estar ahí.

jueves, 18 de octubre de 2012

¿Cómo describirlo?

Hoy quiero hacerle un homenaje a un hecho, ¿cómo describirlo? Una acción, una sensación, y es que... Os cuento primero lo que me ha pasado.
Me encontraba yo delante del ordenador pensando sobre qué escribir (he decidido terminantemente no mencionar cierto asunto político de actualidad en España, me he planteado hacerlo sobre el paso del tiempo...), y me estaba molestando una banda de música de un colegio cercano a mi casa, así que he ido a cerrar la puerta del balcón; cuando he vuelto de cerrarla, he reparado en un montón de cartas apiladas en la mesa. En una de ellas la dirección estaba escrita a mano, así que me ha causado mayor impresión, y, cuando he visto que iba dirigida a mí, ya ni te cuento. He pensado que sería una carta ya leída que habría dejado ahí por error, pero, después de leerla, me he dado cuenta de que no, de que estaba escrita en julio de este mismo año. Era de una persona a la que hace mucho tiempo que no veo, así que me ha alegrado.
Y ese es el hecho, la acción, la sensación que quería describiros: recibir una carta. Y es que no me negaréis, queridos lectores, que, cuando una carta escrita a mano y con vuestra dirección en el sobre llega a vosotros, experimentáis algo, un no sé qué, y es que alguien se ha preocupado de escribiros, de pasar una hora o más llenando con letras un folio para vosotros, cuando, en la época actual, mediante el móvil, internet, o las palomas mensajeras, en unos minutos podemos comunicarnos igualmente. Así pues, no es sólo comunicarse, mediante la carta demostramos que la persona a la que escribimos nos interesa, que estamos dispuestos a pensar cosas suficientes que escribir para llenar un folio por las dos caras, como mínimo.
Una de las cosas que no se puede explicar con exactitud, que es necesario vivir. 
Con nada más que decirle al mundo.

sábado, 13 de octubre de 2012

Elliot Ness, los policías y los semáforos.


Ayer me quedé pasmado viendo una escena que, al oírla, pensaréis que escribe esto un ingenuo o un ciego.
Esperaba yo en mi portal a que bajaran a abrirme, cuando vi como, de manera flagrante, un coche de policía se saltaba un semáforo en rojo. Me quedé sinceramente indignado. Pero es que, segundos después, cuando el monigote verde empezaba a parpadear, un coche (de un ciudadano normal) se saltó también el mismo semáforo.



Diréis, como he aportado arriba, que soy un ingenuo si pensaba que los coches de policía no se saltaban los semáforos, pero la verdad es que me parece fatal. Pensad ahora, ilustres lectores, en qué habría ocurrido si el policía no se hubiese saltado el semáforo. Con toda seguridad el coche que venía detrás tampoco lo habría hecho.
Escribiendo esto me acuerdo de la película 'Los intocables de Elliot Ness' (gran composición, un clásico del cine que hay que ver antes de morir). En una escena de este film, el protagonista, un detective de policía en la época de Al Capone, les dice a sus agentes que, si quieren terminar con el contrabando de alcohol, deben dejar de consumirlo. Es decir, que para hacer cumplir las leyes, deben cumplirlas ellos.
No sé, me parece lógico que no se puede hacer algo prohibido, y menos si eres policía. Además luego te multan por hacerlo, ¿qué se han creído?
Con nada más que decirle al mundo.

martes, 9 de octubre de 2012

Escena de crisis.

Hoy es 9 de octubre. Podría hablar de muchas cosas, como, por ejemplo, de que hoy es el día de la Comunidad Valenciana, conmemorando el hecho de que Jaume I entró en Valencia en 1238, arrebatando la ciudad de manos de los moros; podría hablar también de que hoy es la onomástica de San Luis Bertrán, o de cómo me va el curso, o de muchas otras cosas. Sin embargo, dejo a un lado todas ellas para dedicarme a otro asunto, y es este.
Estamos en crisis. No hay que ser ningún visionario para haberlo advertido, si no habiendo puesto la tele cualquier día desde hace tres años, notando en el propio bolsillo y en las propias costumbres la carestía de estos tiempos. Y os preguntaréis, ¿por qué incide ahora este afamado escritor en una situación tan evidente? Pues lo hago para comentar un hecho acaecido durante esta semana que ha pasado, concretamente el sábado.
Me encontraba yo comprando en un supermercado propiedad de una famosa empresa valenciana que está ahora en auge por toda España e incluso en algún país extranjero. Esperaba junto a la puerta a un amigo cuando oí gritos y pasos acelerados, de gente corriendo, y a escasos centímetros de mí un hombre pasó a toda velocidad, mientras cinco empleados lo perseguían. El individuo escapó a la calle, y ya uno de los dependientes iba a salir para alcanzarlo cuando otro le dijo que no era necesario, porque no se había llevado nada, se le había caído por el camino, o se lo habían quitado.
Experimenté entonces la situación económica de forma contundente. Nunca había visto tan de cerca una escena parecida, y me hizo pensar sobre cómo saldremos de esta, o si saldremos alguna vez, o qué pasará con este mundo nuestro que se mece a la deriva en el mar de los tiempos.
En un supermercado cercano ya han puesto un guardia de seguridad, y otro patrulla por mi barrio para vigilar los párkings, ¿adónde iremos a parar?
Con nada más que decirle al mundo.

viernes, 5 de octubre de 2012

El día Calamaro.


Esta entrada va dedicada a todos aquellos que, después de casi un mes de trabajo o de colegio, de madrugones, de nervios, de esfuerzo, de atención, de estrés, de cansancio del bueno, etc. han notado que, un día determinado, algo en su interior arribaba al más profundo abismo de su alma, y que su energía vital, la sonrisa con la que comenzaron el curso no hace ni un mes, aparentemente se ha extinguido.
Os la dedico a vosotros (si alguien realmente lee estas líneas algún día de algún siglo) para deciros que yo también lo he vivido, y he salido.
¿El truco? No hay. La única afirmación que vale como truco es el consabido ''mañana será otro día''. Y es que es verdad. En el caso al que me dedico en estos instantes, no importa cuál sea el grado de profundidad que haya alcanzado la sensación de vaciamiento, o de dolor inexplicable e ilocalizable, pero, después de esas ocho horas y media de sueño, al abrir de nuevo los ojos, descubres con asombro que ya no existe, que ha desaparecido, ahuyentada, arrancada del propio ser y arrojada fuera, lejos, aunque siempre vuelve, y entonces somos como la espuma de mar, que vuelve al gran océano después de haber permanecido unos minutos en la orilla, tranquilamente, descansando.
La otra reflexión a sacar en claro es el motivo por el que esta entrada ostenta su nombre. Y es que hay una canción de Andrés Calamaro, con un nombre algo basto, cuya letra también puede ser un buen alivio para el mal del que hablo. Aquí os la dejo: Calamaro.
No sé si alguien podrá sacar algo en claro de esta entrada, pero aquí está, para quien quiera leerla. No olvidéis que, si tocáis fondo, alguien lo ha hecho antes que vosotros, y, si no conocéis a alguien que lo haya hecho, tenéis esta entrada que podéis leer cuando queráis.
Ánimo y a seguir. Con nada más que decirle al mundo.

El mejor poema del siglo

Terminé hace poco "Antología de la nueva poesía española" de José Luis Cano. Es una recopilación de poemas de autores del si...