viernes, 5 de octubre de 2012

El día Calamaro.


Esta entrada va dedicada a todos aquellos que, después de casi un mes de trabajo o de colegio, de madrugones, de nervios, de esfuerzo, de atención, de estrés, de cansancio del bueno, etc. han notado que, un día determinado, algo en su interior arribaba al más profundo abismo de su alma, y que su energía vital, la sonrisa con la que comenzaron el curso no hace ni un mes, aparentemente se ha extinguido.
Os la dedico a vosotros (si alguien realmente lee estas líneas algún día de algún siglo) para deciros que yo también lo he vivido, y he salido.
¿El truco? No hay. La única afirmación que vale como truco es el consabido ''mañana será otro día''. Y es que es verdad. En el caso al que me dedico en estos instantes, no importa cuál sea el grado de profundidad que haya alcanzado la sensación de vaciamiento, o de dolor inexplicable e ilocalizable, pero, después de esas ocho horas y media de sueño, al abrir de nuevo los ojos, descubres con asombro que ya no existe, que ha desaparecido, ahuyentada, arrancada del propio ser y arrojada fuera, lejos, aunque siempre vuelve, y entonces somos como la espuma de mar, que vuelve al gran océano después de haber permanecido unos minutos en la orilla, tranquilamente, descansando.
La otra reflexión a sacar en claro es el motivo por el que esta entrada ostenta su nombre. Y es que hay una canción de Andrés Calamaro, con un nombre algo basto, cuya letra también puede ser un buen alivio para el mal del que hablo. Aquí os la dejo: Calamaro.
No sé si alguien podrá sacar algo en claro de esta entrada, pero aquí está, para quien quiera leerla. No olvidéis que, si tocáis fondo, alguien lo ha hecho antes que vosotros, y, si no conocéis a alguien que lo haya hecho, tenéis esta entrada que podéis leer cuando queráis.
Ánimo y a seguir. Con nada más que decirle al mundo.

3 comentarios:

Pablo dijo...

Antes de darle al link ya sabía que canción sonaría jeje, ...Pero me cago en todo con amor. Gracias por este tu valiente testimonio.

Te contestaré con otra frase del Comandante... "No hay mal que resista mucho sueño y ayuno" (nunca es igual).
Que viva Calamaro!

Luis María Sancho dijo...

'Pero yo no conozco mal que resista
a veinte horas de sueño y un prudente ayuno.
Ayuno quiere decir,
por ejemplo,
tomar gazpacho y ajo blanco
y en invierno guisos con abundante tocino, y pan.''
Nunca había hablado de él. Tocaba. No puse el título en la entrada para no quitarle la elegancia al conjunto.
Que viva!

JUSAN dijo...

La música no se iba a otro blog? En otro punto que decepcionas a tus lectores. Y luego encima te atreves a hablar de la verdad. Por cierto; ni me he molestado en leer la entrada.

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