jueves, 5 de diciembre de 2013

Lo que todo el mundo, ¿sabe?


El año pasado cursé una asignatura que cambió mi vida. Es una forma de hablar. En dicha asignatura uno aprendía a observar las maravillas que, a lo largo de los siglos, han salido de las manos de los genios artísticos del mundo entero.
La armonía griega, repetida durante el Renacimiento, me entusiasmaba, y me entusiasma especialmente. Sin embargo, hoy quiero llamar la atención del mundo entero sobre otro período, denominado Gótico despectivamente, queriendo tildarlo los teóricos renacentistas de arte de bárbaros.
Aunque, indudablemente, el arte medieval de más altura no alcanzó la belleza y la armonía del de Miguel Ángel, no es en absoluto una etapa a despreciar.
Sé que muchas veces es cuestión de gustos y preferencias, pero yo estoy últimamente cautivado por la magnificencia de las grandes iglesias góticas, y lo sublime de los arcos apuntados, de las bóvedas de cañón, de los tímpanos, las bóvedas de crucería y sus claves... Al escuchar algunos vocablos como Chartres, Notre-Dame, Köln, Ulm, Barcelona, Sevilla o Valencia, no puedo evitar recordar las maravillas que el Medievo construyó a lo largo y ancho de la geografía europea.
Y esa es otra. Ocurre que la gente en general, al oír hablar de la Edad Media, piensa en oscuridad y retraso, en un período a olvidar, que menos mal que pasó hace mucho tiempo, que no tuvo nada bueno. Y es así. Y punto. Y lo sabe todo el mundo. Y no hay discusión, y quien va en contra no tiene ni idea, o es un retrógrado, o no quiere aceptar la realidad...
Me parece que quienes opinan así no han visto los centenares de catedrales e iglesias que pueblan a esta Europa que ha olvidado de dónde viene. O a lo mejor no quieren verlas, porque no entra en su prisma. Hasta luego.

El mejor poema del siglo

Terminé hace poco "Antología de la nueva poesía española" de José Luis Cano. Es una recopilación de poemas de autores del si...