Hace poco escribí que mi objetivo al escribir en este espacio era decirle al mundo lo que pienso acerca de lo que veo. Pues bien, creo que me equivoqué. No es esa la meta que debo proponerme. Es una de mucho mayor calado, tal como esta: cambiar el mundo. Sí, cambiarlo, influir positivamente en él. Y, para eso, pretendo recordar a todo el que lea mis entradas, sea uno o sean miles, la belleza escondida en las artes, en la vida misma y en la de alguna persona loable. Dentro de esas citadas artes se encuentra la música, por lo que he decidido definitiva e irrevocablemente volver a introducirla en esta web, y desplazar otros asuntos más polémicos, tales como la política y las reflexiones sobre la sociedad misma a otro espacio, que titularé 'Politólogo en potencia'. Esto se debe al temor que me produce la identificación que podría hacerse entre mis opiniones políticas, opinables, y la búsqueda de la belleza y la verdad, que no es, en absoluto, opinable.
Me asusta el miedo a que el nuevo espacio quede abandonado. Intentaré por todos los medios informar de su existencia al mundo.
Gracias por su atención.