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Escribiré hoy una breve entrada, después de estar media hora parado delante del teclado sin saber qué narices poner, para felicitar al Santo Padre Benedicto XVI por sus 7 años de pontificado.

¿Qué decir de este Papa? Pues, a primera vista parece que, después de Juan Pablo II, que conmovió al mundo, que tenía una fuerza y una fe en lo que hacía impresionantes, Benedicto XVI es un Papa anciano y con poca fuerza. Es sabido que las apariencias engañan. La fuerza que el ahora beato Juan Pablo II demostraba con su actividad constante y su juventud, la demuestra el Papa actual con sus palabras. Lo que quiero decir es que puede que Joseph Ratzinger, no haya demostrado tanto vigor físico como su predecesor (al menos antes de caer enfermo éste), pero lo tiene en su interior, y lo demuestra en sus discursos, hablando sin miedo de los temas considerados por la sociedad ''tabú'' para la Iglesia. No tiene miedo a la verdad, sino que es, (como su lema episcopal, ''Cooperatores Veritatis'', reza) un cooperador de la verdad, a parte de una de las cabezas más privilegiadas del siglo XX y XXI, un sabio como pocos ha habido en la Iglesia.

Benedicto XVI eligió ese nombre porque sabía que su pontificado, como el de Benedicto XV, iba a ser breve e iba a estar plagado de críticas contra la Iglesia. Así está siendo, pero el Romano Pontífice está respondiendo a esas críticas con la verdad y a los insultos proferidos desde numerosísimas cadenas televisivas y radiofónicas con amor, que, por otra parte, es lo único que puede esperarse del embajador de Cristo en la tierra.

Pues parece que me he extendido un poco, y solo quería terminar felicitando a su Santidad por sus 85 años de edad y por sus 7 años al frente de la Barca de Pedro.

Con nada más que decirle al mundo. ¡Viva el Papa!