viernes, 14 de febrero de 2014

Benigno Blanco: razonar con una sonrisa.

           

             Hace unas cuantas entradas (he escrito pocas en este curso, pero ya me excusé por ello), hablaba de las conferencias en las que uno realmente disfruta con la persona que habla, que suele ser cuando esta persona tiene conocimiento de la materia de la que habla. Pues bien, estuve el otro día en una de ellas, con el personaje de la foto: un intelectual.
              Benigno me hizo descubrir, ciertamente, que no todo está perdido en esta sociedad escéptica en la que estamos metidos sin remedio. Puede sonar un poco pesimista, pero es que ciertamente estoy viviendo de primera mano la crudeza del relativismo moral en el ámbito social y académico. Y he aquí que, en medio de la tormenta, vi un referente claro, un punto al que aferrarme, una persona con las ideas claras y reflexionadas, que no hablaba por hablar, que no pretendía solucionar ni zanjar un asunto con dos afirmaciones rotundas y cuatro ejemplos que demuestran que 'esto es así'.
               Esta sociedad necesita gente como él. La clave para llevar a las personas hacia el bien es conocer qué es el bien, qué es lo bueno; qué es el mal, qué es lo malo. Afirmar esto en pleno siglo XXI es posicionarse radicalmente en contra de la realidad social, de la opinión generalizada, de la verdad asumida acríticamente quizá por muchos. Y eso es lo que hizo, con una sonrisa, Benigno Blanco. "El mundo se divide", -dijo más o menos (recuerdo de memoria)- "entre las personas que creen que el mundo es razonable, y las personas que creen que el mundo no tiene sentido. Yo me incluyo en el primer grupo[...]. La razón nos dice qué es el bien, y qué es el mal. Yo observo la vida, y veo que es una realidad maravillosa, y por ello veo que es bueno que haya vida. De ahí extraigo que todos tienen derecho a la vida, y que acabar con esa vida es malo; observo a la gente expresarse, siendo esto una realidad palmaria y estupenda, y por eso defiendo el derecho a la libertad de expresión. Y así con todo."
                Con estas líneas, con este breve resumen de lo que me ha aportado este hombre no pretendo sino expresar mi satisfacción al comprobar que, ciertamente, no es imposible, ni tan siquiera reservado a unos pocos, defender los valores preexistentes en la naturaleza humana, razonar que existen y existirán el bien y el mal. Porque eso es lo que hizo, con una sonrisa, Benigno Blanco.

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