lunes, 17 de junio de 2013

El culmen de la novela policiaca.


Descubrí hace un tiempo, leyendo a Mankell, que me encanta la novela policiaca. Todas las novelas de este tipo aportan una sensación de suspense, intriga, ganas por saber qué viene después, la intención de adivinarlo, la admiración por el protagonista y por sus habilidades, el odio al asesino a la vez que el reconocimiento de su astucia (es cuando uno piensa 'qué caa...') y el interés por los detalles de la investigación.
En cuanto a los diferentes personajes cumbre de la novela policiaca, entre los cuales podríamos citar a Kurt Wallander o a Poirot, aunque hay diferentes opiniones, nadie duda de que el que ocupa un lugar preeminente es el mítico inspector Sherlock Holmes. Él es el personaje de esta novela, 'El ángel de la música' que conjuga maravillosamente todos los ingredientes arriba referidos sobre la novela policiaca, situándolos en el París de finales del siglo XIX y dentro de la Ópera de la misma ciudad (allí tiene lugar, por lo menos, la parte central de la acción), construida por el famoso arquitecto francés Garnier-exponente, por cierto, del arte francés del siglo XIX-. 
Una novela deliciosa, diferente de lo habitual en Holmes, y que no está escrita por Conan Doyle (el autor es Nicholas Meyer). Es diferente porque el protagonista no se encuentra en su hábitat natural, que es Londres, y no se enfrenta a un caso cualquiera donde únicamente con saber quién es el asesino se soluciona todo. En esta historia hace falta más que eso. Cazar al malhechor despiadado (como son todos los 'malos' de las novelas policiacas) no va a ser tan sencillo como de normal, ya que dicho malhechor no es el típico al cual estamos acostumbrados los lectores... 
En fin, no os digo más, y espero que os guste. Hasta otra.

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