Un suspiro, una brizna de aire
que se escapa sin remedio.
Un enorme reloj de arena,
condenado a terminar
algún día no tan lejano.
Una sonrisa, una alegría,
o, como el poeta decía,
un frenesí, una algarabía,
en que virtud y poesía,
vivir deben en armonía.
Un mar que, a mis ojos,
a un gran lago sin orillas
se asemeja. En él caben,
del mundo las virtudes,
del mundo las pasiones.
Un rayo de sol,
una gota de lluvia,
un salto en el vacío.
Una pluma que escribe,
y con sangre deja visibles,
para siempre las palabras
que el mundo cambiarán.
Una risa, un amor,
un romance, una ilusión.
Una poesía infinita
que siempre acaba
encontrando un fin.
Y, cuando el río,
como decía el triste hijo,
llega al mar, que es el morir,
por lo que hicimos aquí,
una puerta se nos cerrará,
y otra, sin más, sin pensar,
sin escribir, sin cantar,
sin llorar, sin vivir.
En fin, otra puerta,
para bien o para mal,
se nos abrirá.
Estamos en periodo de pruebas, o sea que supongo que cada vez iré perfilando mejor los rasgos del estilo. Espero que la disfrutéis.
Con nada más que decirle al mundo. Un saludo
2 comentarios:
La he disfrutado, sobretodo porque es tuya. Parece algo muy personal.He de releerla.
Gracias, Fosco. Bueno, es como una visión general personal de la vida. Lo he intentado, ya mejoraré.
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