Estamos de vuelta. Un poco entrado septiembre, pero aquí
estamos, dispuestos a todo, dispuestos a hacer pensar a este mundo que le falta
un tornillo, dispuestos a hacerle descubrir la belleza que, como dice
Dostoievsky, será la que salve al mundo. No es tontería, ni tarea pequeña.
Y, ¿de qué voy a hablaros? Sinceramente, no estoy muy
seguro, pero me gustaría escribir cuanto más, mejor, porque cuanto más escriba,
mejor escribiré. Lo que sí tengo claro es cuáles son mis objetivos, que son los
enunciados líneas arriba: hacer pensar y hacer descubrir la belleza. Me planteo
la duda de si voy a hablar sobre temas de actualidad. Sí, ¿por qué no? Pero
intentaré evitar siempre la polémica absurda, que no la discusión. Puede que la
diferencia sea que la polémica es apasionada, o mucho más apasionada, que la
discusión.
Comenzaré en unos pocos días la Universidad, con
bastante ilusión y ganas de aprender, que espero se vean correspondidas. Espero
acordarme de escribir el primer día. Es un salto interesante, que vale la pena
recordar.
En fin, lo dicho, que este blog ha despertado, al grito de
‘¡buenos días, princesa!. He soñado toda la noche contigo…’. Ahora empieza lo
bueno.
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