Os voy a hacer partícipes de un hecho memorable.
Hace casi dos meses que no hablo de música, y pienso que hoy es el momento de hacerlo. Algunos dirán que qué pena, que podría haber tocado un tema más profundo. Pues difícilmente podría haberlo hecho, porque es en el arte (la música lo es) donde los hombres encontramos de manera más accesible la belleza.
Es complicado determinar qué música es más bella y qué música no lo es, porque cada persona tiene su gusto. No pienso meterme en el berenjenal que es determinar la belleza de cada canción, entre otras cosas porque no es mesurable, o al menos no fácilmente, o al menos no por una persona tan inexperta en este campo como el escritor de estas líneas. Eso (paréntesis) me lleva también a comentar mi opinión de que la belleza no tiene por qué ser cautiva de las reglas matemáticas, no debe (en mi opinión) estar obligada a cumplir reglas que hagan que tenga por narices ocho sílabas un verso, cuatro tiempos un compás, o veinte estrofas un poema. No encerremos el arte en la cárcel de la geometría. Esta pequeña reflexión me viene a propósito del importante hecho del que, al principio de estas líneas, os anunciaba que quería haceros sabedores. Este hecho es, ni más ni menos, que hoy voy a ver, bien acompañado, un concierto memorable del mítico grupo, Dire Strait, como es el que realizaron en el Hammersmith Odeon de Londres en 1983. Este conjunto es encabezado por el último de los héroes de la guitarra del siglo XX: Mark Knopfler, una persona que, con sus dedos, roza aquí la perfección.
Os pongo bajo estas palabras la canción que me parece resumen de este concierto. Disfrutad de la belleza.
2 comentarios:
Mítico concierto. Difícilmente superable. Confiemos en que las generaciones que vengan no se olviden de este gran grupo.
Wilson
Oh capitán, mi capitán!! Aunque la entrada este bien escrita, aunque con una estructura algo extraña, me ha recordado demasiado a la película " El club de los poetas muertos" . Tu pareces ser de aquellos que arrancaron la primera hoja del libro, por el contrario yo nunca la arranque, pues no todo vale, y no todo es bello, por tanto habrá cosas más bellas que otras, y por tanto tiene que haber algún sistema capaz de medirla
Publicar un comentario